Llamaremos a la nueva sangre,
que el viento me grita guerra.
Los hijos de los caídos
harán que tiemble la tierra.
Volveremos victoriosos, dignos, ricos
—Y sangrantes…—dijo la dama andante—
Nos volveremos gobernantes
de ruinas sin habitantes.
—¡Pero ganaremos la guerra!—
rugió con colera el rey—
¡Yo soy quien dirige esta tierra!
¡Soy yo quien dicta la ley!
—No hay rey sin reino, mi rey.
Es muerte a la que se aferra.
No se puede dictar ley
a quien está bajo la tierra.
◇ Crónicas de un Reino Arruinado.