Estaba por una de las calles del céntrico Vedado capitalino cuando mi mirada se topó con el primer piso de un edificio y no pude apartarla más de ahí. Me conmovió ver esa mirada infantil, con tanta inocencia y luminosidad dirigida al cielo. Cuando me acerqué, descubrí que las paredes que rodean la entrada del edificio estaban decoradas, pero lo que me hipnotizó fue esa mirada. No vi el nombre del autor por ningún lado, una pena, pero no puedo dejar de mostrar esta obra.
La obra está en Calle 10 entre 3ra y 5ta, Vedado, La Habana.