La muralla de La Habana, construida entre los años 1674 y 1740, era un muro de piedra que rodeaba la ciudad en aquella época. Tenía una longitud de casi 5 km y una altura de 10 metros. Fue erigida para salvaguardar la ciudad de los ataques de corsarios y piratas, que ponían en peligro la vida de los peninsulares y las riquezas que la corona almacenaba en la villa. Actualmente, solo quedan pequeños restos que nos cuentan la historia de esta deslumbrante ciudad de hace más de tres siglos.